
---Te afanas demasiado, Señor.
Y el Señor repuso:
---¿Acaso no has leído las especificaciones que debe llenar el pedido? Esta criatura tiene que ser lavable de pies a cabeza, pero sin ser de madera, metal o vidrio; llevar 180 piezas movibles, todas reemplazables, funcionar a base de café negro y de las sobras de la comida, poseer un regazo que desaparezca cuando se ponga de pie, un beso capaz de curar todo: desde una pierna rota hasta un amor frustrado, y seis pares de manos.
---¿Seis pares de manos? Eso no es posible.
--- No son las manos el problema, sino los tres pares de ojos.
---¿Y eso es para el modelo normal?
--- Uno para ver a través de la puerta siempre que pregunte: ¡Niños! ¿Qué andan haciendo ahí dentro? Aunque lo sepa muy bien. Otro detrás de la cabeza para ver lo que más le valiera ignorar pero que precisa saber. Y desde luego, el de adelante, para mirar a un niño en apuros y decirle, sin pronunciar siquiera una palabra:: Ya entiendo hijo, y te quiero mucho.
El ángel le tiró de la manga y advirtió mansamente:
--- Vale más que te vayas a la cama, Señor, mañana será otro día…..
--- No puedo y, además, me falta poco. Ya hice una que se cura por sí sola cuando se enferma, que es capaz de alimentar a una familia de seis personas con solo medio kilo de frijoles y de persuadir a un chiquillo de nueve años para que se esté quieto bajo la regadera.
Lentamente el ángel dio la vuelta en torno de uno de los modelos maternales.
--- Me parece demasiado delicada.
Respetemos y valoremos a nuestra madre que es una bendicion que Dios nos ha dado...
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