
El 15 de septiembre de 2007 entró al noviciado de los Legionarios de Cristo en Salamanca, España. Quiere ser sacerdote y su máxima ilusión es salvar almas y dar gloria a Dios con su vida.
Según afirma, el año pasado ha sido el más feliz de su vida. Durante el noviciado, los jóvenes dedican su tiempo a la oración y al estudio de la persona de Jesucristo y de la Iglesia. Estas actividades más importantes van alternadas con las comidas, los juegos de fútbol, excursiones de vez en cuando, trabajo físico, música, canto…
En las frecuentes clases y charlas sobre espiritualidad que reciben los novicios, se les habla a menudo del valor de la vida del hombre unida a la de Cristo. San Pablo afirmaba: «Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo». Francisco ahora lo vive de un modo muy particular.
El pasado mes de agosto se le detectó un cáncer: un tumor en el tórax que no se puede operar. Pero no duda en repetir una vez más: «Soy completamente feliz». ¿Por qué? Porque no se siente sólo. Siente que no carga una cruz insoportable, sino que Jesucristo «está cargando conmigo su cruz. O sea, no me está pidiendo que yo cargue con una cruz. Me está pidiendo que yo le ayude».
«Lo he llevado con auténtico abandono en Dios -continúa- porque yo mi vida la entregué a Dios… y le pertenece a Él. Él es el que lleva la guía de mi vida».
Hay quienes piensan que la religión es una forma de egoísmo que usamos para sentirnos bien. No sé qué dirían si escuchasen de labios de Francisco que, cuando reza a Jesús y a la Virgen María «no sólo les pido, les pido, les pido, les pido… Yo les doy gracias porque permiten esto para mí. Y al mismo tiempo no les pido para mí, sino por otros…. Porque otros tienen más necesidad que yo».
Y yo creo que este es el secreto de la felicidad de Francisco: ama a Dios y a cada hombre hasta olvidarse de sí. El amor consiste en fundirse de tal manera con los intereses del otro, que uno ni se acuerda de los propios…
Así lo sintetiza Francisco: «Dios siempre está ahí… nunca nos va a abandonar. A mí nunca me ha abandonado».
El final donde hablas sobre el secreto de la felicidad, pienso que diste a un punto extraordinario.
ResponderEliminarGracias por tan lindo mensaje,
Mayra