Cantar, Señor, tus dones desearía;
cantarlos no, gritarlos ante el mundo.
Decirles en un himno, tan rotundo,
que resonara siempre: noche y día.
Así mi voz sincera llegaría
a ensalzar tu poder magno y fecundo;
Así también mi amor grato y profundo,
estampado en sus notas quedaría.
Era yo nada tú de ella me sacaste;
manchada vine: y tú me redimiste;
mucho pequé: más tú me perdonaste;
Maldita estaba: tú me bendijiste.
¡Gracias, Señor...
Por cuánto me otorgaste!
Por cuánto me otorgaste!
¡Gracias sin fin, por lo que tú me diste.
Como todo lo que expones es algo maravilloso y lleno de vida, gracias amor por compartir estas bellas palabras de vida, pasa una hermosa noche...
ResponderEliminar