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Señor Dios, ¡que maravilloso es contemplar el arco iris! ¿Cómo contemplarlo y no detenernos a admirarlo? ¡Qué fantásticamente se refracta la luz del sol en las gotas de agua!
¡Solo a ti se te pudo ocurrir el arco iris! Sol y tormenta; diversidad y armonía; esperanza, gozo y promesa; maravilla y asombro…
Tú eres todo esto para mí. Dame tu mano, quiero vivir unida a ti, como el arco iris que va desde la tierra hasta el cielo. (Gn. 9.8-17).
Roxxy: Me encanta este espacio gracias por los aportes cada uno me deja una buena reflexion.
ResponderEliminarCaminando con Dios todo lo podemos logra , deja que Dios cambie cada dia y El Amor de Dios te inundara.
ResponderEliminarque estes muy bien
Au revoir & Adio.