domingo, 14 de febrero de 2010

PROMESAS...

“Yo prometo al Alma que venerare esta imagen de la Misericordia que no perecerá, Yo le prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre sus enemigos especialmente en la hora de la muerte. Yo el Señor, la protegeré como mi Propia Gloria”.

Estos rayos de Mi Corazón, que significan Sangre y Agua, protegen a las almas de la ira de Mi Padre.

Feliz, el que viva bajo su sombra, pues la mano de la justicia de Dios no le alcanzará. A las almas que propaguen Mi Misericordia yo las protegeré por toda su vida como una Madre a su niño, y en la hora de la muerte, para ellos no seré juez, sino Redentor.

En esta última hora el alma no tiene otra protección que Mi Misericordia. Feliz aquella alma, que durante su vida estuvo hundida en Mi Misericordia, pues la justicia de Dios no la alcanzará.

La humanidad no encontrará Paz hasta que venga con confianza a Mi Misericordioso Corazón y les daré la Paz.

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