martes, 24 de febrero de 2009

Bajo La Sombra De Sus Alas...

Un Rey hará reinar la justicia y sus ministros gobernarán según el derecho. Cada uno de ellos será como un contraviento, o como un refugio para guarecerse del temporal. Serán como un río que corre por el desierto o como la sombra de un serro en medio de la llanura calurosa.Isaías 32: 1,2

Este es un texto mesiánico. El Rey que reinará en justicia es Cristo. Estas palabras eran de gran consuelo para el pueblo de Israel, al que Isaías había anunciado la invasión aterradora que Asiría estaba preparando contra él. Inmediatamente después de anunciar la calamidad que sobrevendría, Dios se apresura a presentarle el cuadro profético de paz y seguridad después de la tribulación. El profeta une la descripción de las glorías del mundo venidero con la era mesiáníca.

El Mesías sería para su pueblo una fuente de consuelo, contentamiento y descanso, un lugar de protección y abrigo. En el desierto ardiente seria como arroyo de aguas vivas o como la sombra refrescante de una gran roca.

Pero esa promesa no era para Israel solamente. Ni tampoco es para tiempos especialmente peligrosos. La promesa de Dios es para todos los días de la vida. Por duras que sean las luchas que tengamos que afrontar en la vida diaria, recordemos que podemos hallar en Cristo la ayuda que necesitamos. Aunque afuera ruja la tempestad de problemas de toda índole, dentro de nuestro corazón puede brillar la paz que solo Cristo da.

Qué hermosas figuras usa el profeta para describir mejor la obra de Cristo en nuestro favor en la vida diaria: Escondedero contra el viento: Puede ser que soplen los vientos de la adversidad, la guerra o la persecución. Estamos seguros porque estamos protegidos contra todos esos peligros.

Refugio contra el turbión: Una palabra más comprensible es “temporal”, es decir, viento y lluvia, problemas combinados que amenazan la vida y la propiedad. El cristiano está seguro porque Dios ha prometido protegerlo contra el “turbión”. Arroyos de aguas en tierras de sequedad: A veces la vida parece un desierto. Falte aliento para el alma. Se seca el corazón por falta de paz, felicidad y alegría. Aun allí encontrará el cristiano paz, porque Dios ha prometido protegerlo en tierra seca y desierta.

Sombra de gran peñasco en tierra calurosa: Cristo es la Roca de la salvación. El salmista hallaba consuelo cuando se refería a Dios como su Roca.

«Los cielos cuentan la gloria del Señor, proclama el firmamento la obra de sus manos. » (Sal. 18: 2).

«A ti clamaré, oh Señor, roca mía, no te hagas el sordo, no sea que si guardas silencio, me ocurra como a los que bajan a la tumba.» (Sal. 28:1).

Confía en Dios hoy. Clama a él hoy con todo tu corazón. Él ha hecho provisión para ayudarte en todas tus angustias. Dios te bendiga; es mi deseo y oración...

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