martes, 24 de febrero de 2009

El Beso Traidor...



Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: «¡Salve, maestro!» Y le besó. Y Jesús le dijo: «Amigo, ¿a qué vienes?» Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron. Mateo 26: 49, 50

Por lo visto, los soldados que fueron encargados por los líderes religiosos para arrestar a Jesús no estaban muy familiarizados con su apariencia. Por eso era necesario que Judas les diera una señal para que pudieran prenderlo.

En la historia de Judas encontramos muchas lecciones importantes, pero hoy me gustaría que viéramos solo tres:Nos enseña que, aunque cometamos el pecado más grande que podamos imaginar, Jesús todavía nos considera amigos suyos.

Jesús, sabiendo perfectamente lo que Judas había hecho, y venía a hacer, le dijo: «Amigo, ¿a qué vienes?» No fueron palabras dichas con sorna, sino sinceras y honestas. Judas era su amigo. Y Jesús lo amaba. Era una tragedia, en verdad, que, después de haber vivido, comido, caminado, junto a Jesús durante tres años, Judas terminara entregando a su propio Maestro y amigo.

El mismo amor que Jesús sentía por Judas, quien lo traicionó, es el que siente por cada uno de nosotros, quienes, lamentablemente, lo negamos a diario y lo traicionamos con más frecuencia que Judas.

Esta historia también nos enseña que las consecuencias de nuestros pecados tendremos que sufrirlas hasta el final de nuestros días en la tierra. Dios disminuye misericordiosamente los efectos de nuestros errores, porque, si no, nos destruirían. Pero no puede deshacerlos. Conviene vivir la vida con cuidado, con temor de Dios y con fidelidad. ¿Qué amenazas pesan sobre ti? Apresúrate a buscar a Dios, como dice el Señor:

«Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entretanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante» (Mat. 5:25, 26).

Cuidado, porque aunque el perdón divino llega a nuestras vidas cuando clamamos en el nombre de Jesús, las consecuencias permanecerán.

También nos enseña que todos dejaremos un legado, ya sea bueno o malo. Judas vivió una vida muy corta para dejar un legado eterno de traidor. Cuida tu conducta, porque dejará un legado para la posteridad. Haz una pausa para reflexionar sobre el legado que dejarás en este mundo.

Permítele hoy a Dios gobernar plenamente tu vida para que tu destino sea muy distinto del de Judas y glorifiques a Dios por el perdón divino que hoy está disponible para cada uno de nosotros.

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