EL relato del diluvio narra la catástrofe que sufrió una civilización Antigua y que los autores bíblicos no conocieron. Su objetivo es comunicar la magnitud destructora del pecado y la misericordia de Dios, quien se muestra justo y amante de la vida, y manifiesta su plan de salvación a través de una alianza con Noé.
Noé, un hombre fiel a Dios, representa a las personas que buscan con sinceridad la justicia y la bondad en medio de una sociedad pervertida. Las aguas torrenciales del diluvio prefiguran la nueva vida que recibimos en el Bautismo. El agua simboliza el castigo por el pecado y el principio de una alianza con Dios, salvadora y dadora de vida. (Gn. 7.1-24).
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