miércoles, 21 de octubre de 2009

El Violín De Paganini...


Mas el que sin conocer esa voluntad hace cosas reprobables, recibirá un castigo menor; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. (Lucas 12:48).

Niccoló Paganini es reconocido mundialmente como uno de los mayores violinistas de todos los tiempos. Fue un niño prodigio, y presentó su primer concierto a la edad de once años. Aunque también tocaba la viola y la guitarra, se le recuerda fundamentalmente por sus importantísimas aportaciones a la interpretación violinística europea, a la que transformó para siempre. Paganini ejerció una notable influencia sobre otros músicos posteriores importantes, como, por ejemplo, Johannes Brahms y Sergei Rajmáninov.

Algunos decían que Paganini era muy extraño, otros, que era sobrenatural. Las nota mágica que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.

Una cierta noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores, estaba preparado para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado. Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público
deliró. 

Paganini coloca su violín en su hombro y lo que se escucha es indescriptible. Fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados. De repente un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió. El maestro paró, la orquesta paró, el público paró pero Paganini no paró. Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas.

Antes de que el público se serenara , otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. Paganini no paró. Como si nada hubiese sucedido, el olvidó las dificultades y avanzó sacando sonidos de lo imposible. El maestro y la orquesta impresionados volvieron a tocar. Pero el público no podría imaginar lo que estaba por suceder. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe. Paganini continuó. Como si fuera un contorsionista, musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que sobrará de su violín destruido. Ninguna nota musical fue olvidada. El maestro se anima, la orquesta se motiva.


Cuando Paganini murió en 1840, legó su valiosísimo y precioso violín, un Guarnierí, a su ciudad natal, Genova. Curiosamente, el magnífico legado iba acompañado de una condición difícil de entender. Paganini no quería que ningún otro intérprete lo volviera a tocar. Los responsables del gobierno municipal aceptaron la condición impuesta por el virtuoso, y, en consecuencia, pusieron el instrumento en un estuche y colocaron el estuche en una vitrina, en la que es observado por miles de visitantes.

Los instrumentos de madera tienen una particularidad. Cuanto más tiempo son tocados, mejor suenan, y no se percibe el paso del tiempo por ellos; es como si no los tocase nadie.

Sorprendentemente, cuando se dejan de usar, su estado decae poco a poco. Precisamente eso es lo que le ocurrió al violín de Paganini. Otros violines del mismo violero continuaron siendo usados por otros virtuosos de generación en generación como una bendición para el mundo, pero el violín de Paganini es hoy una reliquia de lo que pudo haber sido. Esto encierra una gran lección que no debe olvidarse.

El apóstol Pablo escribió a Timoteo, su hijo espiritual, las siguientes palabras: «No hagas estéril el don que posees y que te fue conferido gracias a una intervención profética por la imposición de manos de los presbíteros. (1 Tim. 4: 14). El éxito es dinámico. Conlleva crecimiento y desarrollo, el logro de una cosa, y el uso de ese logro es un peldaño que ayuda a alcanzar el próximo. No hay un lugar donde detenerse. Lo que no se alimenta decae y finalmente muere.

Cuando usamos permanentemente nuestro don, producirá cosas que no solamente nos llenarán de gozo y felicidad sino que además traerán felicidad a los demás.

Piensa hoy en los dones que Dios te ha dado. Todos hemos recibido, como mínimo, un don. Úsalo para el adelanto de la causa del Maestro y para bendición de la humanidad. Paganini alcanza la gloria, su nombre corre a través del tiempo, no es apenas un violinista genial. Es símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.

Despierta el Paganini que existe dentro de ti. Victoria es el arte de continuar donde los otros resuelven parar. No te frustres, no te desesperes, recuerda, aún existe la última cuerda, la cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones. Nunca la vida te romperá todas las cuerdas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ES IMPORTANTE PARA MI QUE APORTES TU OPINION, COMENTA QUE ESO AYUDARA A MEJORAR ESTE ESPACIO... GRACIAS