lunes, 6 de diciembre de 2010

El Guia...


El señor te guiará siempre,
Te saciará en el desierto y te fortalecerá.
Serás como un huerto regado,
Como un manantial inagotable.


Los extranjeros que les gusta explorar solos las áreas desérticas de América del Sur deben estar bien preparados para enfrentarse a varios desafíos. Aquellos que se aventuran a entrar en las selvas del Amazonas o en la cordillera de los andes sin un guía, o la preparación adecuada, enseguida ponen sus vidas en peligro.

En su libro,¨A slow and Certain Light¨  la misionera Elisabeth Elliot cuenta de dos aventureros que fueron a visitarla a la sede de su misión. Bien cargados con equipo pesado para la selva tropical, no solicitaron ningún consejo, y simplemente se limitaron a pedirle que les enseñara unas cuantas frases del idioma local para poder conversar un poco con los indígenas.

Sorprendida ante su temeridad, Elisabeth vio el paralelismo entre aquellos viajeros y los cristianos. Ella escribe: ¿Algunas veces acudimos a Dios como lo hicieron aquellos aventureros, confiandos y pensando que estabamos bien informados y bien equipados. Pero se nos ha ocurrido pensar que con toda nuestra acumulacion de cosas a veces nos falta algo? Ella sugiere que a menudo le pedimos a Dios muy poco.

Puede que en medio de tu ocupado y estresante día te enfrentes a situaciones inesperadas. Confía en que Dios es tu Guía y has esta oración:  Señor, sé que esto no te tomo por sorpresa. Tú sabias que iba a suceder y me abriste el camino. Te doy gracias ahora por llevarme donde necesito ir y por darme todo lo que necesito para atravesar los puntos ásperos y sombríos que hay a lo largo del camino.

APOYARSE EN DIOS DEBE VOLVER
A COMENZAR CADA DIA,
COMO SI TODAVIA NO SE HUBIERA HECHO NADA.

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